Hacer Alma: El Arte de Encontrar lo Sagrado en lo Cotidiano
"El alma prospera en el misterio, en lo que no puede ser completamente comprendido ni explicado."
— Thomas Moore
Explorar la vida más allá de lo evidente, sumergirse en la
profundidad de lo que somos y encontrar lo sagrado en lo cotidiano, es un
camino que pocos se atreven a recorrer. Nos hemos acostumbrado a vivir en la
superficie, pero ¿Qué pasaría si nos detuviéramos un momento y miráramos hacia
adentro? En ese silencio, en esa pausa, reside la esencia de hacer alma:
un viaje hacia lo profundo, donde cada emoción, cada sombra y cada destello de
luz cobran un significado más amplio. Es un llamado a descubrir la belleza que
se esconde en nuestras experiencias más íntimas, y a redescubrir la magia en lo
que antes parecía simple. ¿Estás listo para mirar más allá?
"Hacer alma" nos invita a explorar las dimensiones
profundas y significativas de la experiencia humana, trascendiendo lo visible y
cotidiano. Pero, ¿Qué implica realmente este concepto? ¿Cómo influye en nuestra
vida? Popularizado por el psicólogo junguiano Thomas Moore, hacer alma se
centra en la búsqueda de aquello que infunde sentido y profundidad a nuestro
día a día.
En su obra El Cuidado del Alma (1992), Moore resalta la
necesidad de encontrar propósito a través de nuestras vivencias diarias, así
como de aceptar la oscuridad, la ambigüedad y el misterio inherentes a la
existencia. Para él, hacer alma significa "valorar aquello que nos toca
profundamente, lo que nos conmueve, incluso si eso implica dolor y
sufrimiento". Este proceso nos desafía a aceptar las sombras y la
complejidad de la vida. Nos lleva a preguntarnos: ¿por qué nos cuesta tanto
enfrentar nuestras emociones más oscuras? Moore nos invita a ver el dolor y la
melancolía no como adversarios a superar, sino como guías que nos acercan a una
comprensión más profunda de nosotros mismos.
La raíz de este enfoque se encuentra en la psicología de
Carl Gustav Jung, quien subrayó la relevancia del inconsciente y los arquetipos
en la búsqueda de sentido. Para Jung, el alma no es una simple abstracción,
sino una realidad viva que se manifiesta en sueños, símbolos y mitos. Según él,
“quien mira hacia afuera, sueña; quien mira hacia adentro, despierta”. Esta
reflexión nos recuerda la importancia de explorar nuestro mundo interno,
nuestras sombras y todo aquello que la sociedad tiende a ignorar o reprimir.
¿Cuántas veces nos permitimos mirar hacia adentro y enfrentar lo que
verdaderamente nos define y nos duele?
James Hillman, otro influyente psicólogo de la corriente
junguiana, amplía esta perspectiva al destacar la relevancia del anima mundi o
“alma del mundo”, presente en cada aspecto de la vida. Para Hillman, hacer alma
implica reconectar con el entorno a través de los detalles, los pequeños gestos
y la belleza oculta en lo aparentemente insignificante. La tarea del alma,
según él, no se limita a la introspección, sino que también implica mirar la
vida desde una perspectiva renovada, reconociendo la profundidad y el
simbolismo en los eventos más simples.
Moore retoma esta visión y nos invita a “cuidar el alma”, lo
que implica transformar nuestra actitud hacia cada experiencia, desde lo cotidiano
hasta lo espiritual. Nos anima a reflexionar: ¿Cómo encontramos lo sagrado en
lo que parece mundano? ¿Cómo identificamos lo profundo en una conversación
casual, un paseo en la naturaleza o incluso en nuestros momentos de tristeza?
Para Moore, hacer alma significa detenernos y otorgar sentido a aquello que a
menudo pasa desapercibido.
Así, hacer alma no es un proceso con un final definido, sino
un viaje constante hacia la esencia de la existencia, una forma de integrar
nuestras luces y sombras, de encontrar significado en la incertidumbre y de
aceptar que no siempre hay respuestas claras. Como advertía Jung, “la vida no
vivida es una enfermedad de la que se puede morir”, y el propósito de hacer
alma es precisamente vivir con plenitud, abrazando cada matiz de la experiencia
humana.
En definitiva, hacer alma es una invitación a conectar con
nuestra profundidad interior y redescubrir lo sagrado en cada rincón de la
vida. Nos impulsa a re-descubrir y aceptar quiénes somos, con nuestras luces y
sombras, y a observar el mundo con una mirada renovada, siempre en busca de ese
sentido profundo que nos humaniza. ¿Estás dispuesto a embarcarte en este viaje?
¿A intentar mirar con nuevos ojos lo que hasta ahora has llamado casualidad,
accidente, buena suerte o fracaso?
Referencias:
Hillman, J. (2004). El alma del mundo (Ed. Atalanta). Editorial Atalanta.
Jung, C. G. (2013). Recuerdos, sueños,
pensamientos. Editorial Seix Barral.
Moore, T. (1992). El cuidado del alma:
Una guía para cultivar la profundidad y la sacralidad en la vida cotidiana.
Editorial Urano.
Jung, C. G. (2008). El hombre y sus
símbolos. Editorial Paidós.
Moore, T. (1996). Dark nights of the
soul: A guide to finding your way through life's ordeals (Trad. Noches
oscuras del alma: Guía para encontrar tu camino en los desafíos de la vida).
Editorial Kairós.


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