Hacer Alma: El Arte de Encontrar lo Sagrado en lo Cotidiano

Por: Andrés Flórez

 


"El alma prospera en el misterio, en lo que no puede ser completamente comprendido ni explicado." 

— Thomas Moore

 

Explorar la vida más allá de lo evidente, sumergirse en la profundidad de lo que somos y encontrar lo sagrado en lo cotidiano, es un camino que pocos se atreven a recorrer. Nos hemos acostumbrado a vivir en la superficie, pero ¿Qué pasaría si nos detuviéramos un momento y miráramos hacia adentro? En ese silencio, en esa pausa, reside la esencia de hacer alma: un viaje hacia lo profundo, donde cada emoción, cada sombra y cada destello de luz cobran un significado más amplio. Es un llamado a descubrir la belleza que se esconde en nuestras experiencias más íntimas, y a redescubrir la magia en lo que antes parecía simple. ¿Estás listo para mirar más allá?

"Hacer alma" nos invita a explorar las dimensiones profundas y significativas de la experiencia humana, trascendiendo lo visible y cotidiano. Pero, ¿Qué implica realmente este concepto? ¿Cómo influye en nuestra vida? Popularizado por el psicólogo junguiano Thomas Moore, hacer alma se centra en la búsqueda de aquello que infunde sentido y profundidad a nuestro día a día.

En su obra El Cuidado del Alma (1992), Moore resalta la necesidad de encontrar propósito a través de nuestras vivencias diarias, así como de aceptar la oscuridad, la ambigüedad y el misterio inherentes a la existencia. Para él, hacer alma significa "valorar aquello que nos toca profundamente, lo que nos conmueve, incluso si eso implica dolor y sufrimiento". Este proceso nos desafía a aceptar las sombras y la complejidad de la vida. Nos lleva a preguntarnos: ¿por qué nos cuesta tanto enfrentar nuestras emociones más oscuras? Moore nos invita a ver el dolor y la melancolía no como adversarios a superar, sino como guías que nos acercan a una comprensión más profunda de nosotros mismos.

La raíz de este enfoque se encuentra en la psicología de Carl Gustav Jung, quien subrayó la relevancia del inconsciente y los arquetipos en la búsqueda de sentido. Para Jung, el alma no es una simple abstracción, sino una realidad viva que se manifiesta en sueños, símbolos y mitos. Según él, “quien mira hacia afuera, sueña; quien mira hacia adentro, despierta”. Esta reflexión nos recuerda la importancia de explorar nuestro mundo interno, nuestras sombras y todo aquello que la sociedad tiende a ignorar o reprimir. ¿Cuántas veces nos permitimos mirar hacia adentro y enfrentar lo que verdaderamente nos define y nos duele?

James Hillman, otro influyente psicólogo de la corriente junguiana, amplía esta perspectiva al destacar la relevancia del anima mundi o “alma del mundo”, presente en cada aspecto de la vida. Para Hillman, hacer alma implica reconectar con el entorno a través de los detalles, los pequeños gestos y la belleza oculta en lo aparentemente insignificante. La tarea del alma, según él, no se limita a la introspección, sino que también implica mirar la vida desde una perspectiva renovada, reconociendo la profundidad y el simbolismo en los eventos más simples.

Moore retoma esta visión y nos invita a “cuidar el alma”, lo que implica transformar nuestra actitud hacia cada experiencia, desde lo cotidiano hasta lo espiritual. Nos anima a reflexionar: ¿Cómo encontramos lo sagrado en lo que parece mundano? ¿Cómo identificamos lo profundo en una conversación casual, un paseo en la naturaleza o incluso en nuestros momentos de tristeza? Para Moore, hacer alma significa detenernos y otorgar sentido a aquello que a menudo pasa desapercibido.

Así, hacer alma no es un proceso con un final definido, sino un viaje constante hacia la esencia de la existencia, una forma de integrar nuestras luces y sombras, de encontrar significado en la incertidumbre y de aceptar que no siempre hay respuestas claras. Como advertía Jung, “la vida no vivida es una enfermedad de la que se puede morir”, y el propósito de hacer alma es precisamente vivir con plenitud, abrazando cada matiz de la experiencia humana.

En definitiva, hacer alma es una invitación a conectar con nuestra profundidad interior y redescubrir lo sagrado en cada rincón de la vida. Nos impulsa a re-descubrir y aceptar quiénes somos, con nuestras luces y sombras, y a observar el mundo con una mirada renovada, siempre en busca de ese sentido profundo que nos humaniza. ¿Estás dispuesto a embarcarte en este viaje? ¿A intentar mirar con nuevos ojos lo que hasta ahora has llamado casualidad, accidente, buena suerte o fracaso?


Referencias:

Hillman, J. (2004). El alma del mundo (Ed. Atalanta). Editorial Atalanta.

Jung, C. G. (2013). Recuerdos, sueños, pensamientos. Editorial Seix Barral.

Moore, T. (1992). El cuidado del alma: Una guía para cultivar la profundidad y la sacralidad en la vida cotidiana. Editorial Urano.

Jung, C. G. (2008). El hombre y sus símbolos. Editorial Paidós.

Moore, T. (1996). Dark nights of the soul: A guide to finding your way through life's ordeals (Trad. Noches oscuras del alma: Guía para encontrar tu camino en los desafíos de la vida). Editorial Kairós.




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