Sendero del Alma

Por Andrés Flórez




Camino despacio, como quien no busca, pero encuentra. En cada recodo del sendero, el eco de lo que fui resuena; a veces, dulzura, otras, reproche. Ya no me aferro al tiempo que huye ni al deseo que consume. Ahora, cada paso pesa menos, porque el alma se aligera al aceptar. La soledad me estremece, pero también me hace íntimo, la incertidumbre, es mi única certeza. Entre luces y sombras, comprendo que no hay destino, solo el instante que nos moldea. Soy el viajero y el sendero, el abismo y el puente. Y en ese tránsito, la vida me devuelve, al fin, a mí mismo.

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